” La esperanza, es la carga mas pesada que un hombre puede cargar. Esa es la desgracia del idealista”
Firmado por: El Condicionado. Raimundo Arruda Sobrinho

martes, 23 de abril de 2013


Aquellas utopías

   Tal vez haya alguien más que está mirando lo que pasa entre nosotros, además del fútbol, y las botineras, y las pantallas del entretenimiento y la festichola interminable. Porque hace cuarenta o treinta años atrás andábamos los argentinos con un montón de jóvenes peleando, con diversas herramientas que no da este espacio, por ahora, para analizar. Y era una pelea rica en sueños, en proyección de futuro y en vocación de cambio. Era ese un tiempo que no le temía al cambio. Lo buscaba con pasión, fundamentando esa esperanza con un discurso llameante y desconsiderado.
   Después vino lo que ya sabemos y la palabra revolución se hizo humo. Llego el silencio y luego todo se llenó de publicidades que insinuaban un orgasmo con cada nuevo vaquero, que auguraban la plenitud total en el velocímetro de autos redondeados como pechos siliconados.
   La revolución era un fracaso estrepitoso, era tan o mas injusta que las tiranías del pasado. Ya lo dice Milan Kundera con su escritura de cicuta: “Las injusticias del pasado se corrigen con nuevas injusticias.”
   Más a pesar de la decepción y la tristeza, aún en el borde tenebroso a que nos condenan las traiciones de nuestros mejores sueños, debería considerarse que los pueblos que intentaron la revolución, al menos lo intentaron. Y que ha pasado mucho tiempo hasta que “el largo lagarto verde” abrió su bocaza para que salieran desde sus playas hacia el resto de América algunas voces que quieren contarnos su versión de la historia desde adentro.
   Tendríamos que escuchar lo que tienen para decirnos los hijos de la revolución. Deberíamos escuchar lo quiere decirnos Yoani Sánchez, por ejemplo. O seguir el vericueto amargo de esos sueños dilapidados. Intentarlo por nuestra cuenta. ¿Porqué no?


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