” La esperanza, es la carga mas pesada que un hombre puede cargar. Esa es la desgracia del idealista”
Firmado por: El Condicionado. Raimundo Arruda Sobrinho

sábado, 16 de mayo de 2015

Animalia  
Animalia es uno de los cuatro reinos del dominio Eukaryota, y a él pertenece el ser humano.
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   Animalia es el reino de la naturaleza al cual pertenecemos junto al perro que encadenamos en el patio a la intemperie, junto a los artrópodos que envenenamos por confort o para protegernos de las enfermedades, junto al toro que torturan hombres que se dicen valientes y que a veces como Sanchez Mejía o el marido de Isabel Pantoja, el Paquirri, reciben la merecida muerte entre los cuernos de un toro justiciero. 
   Animalia es un reino con amplia  variedad de seres y variadas conductas que casi siempre luchan con otros o entre sí por la supervivencia. Salvo el homo, que ya se sabe, no logra distinguir entre necesidad de sobrevivencia, necesidad de dominio o simple y llana maldad. Pero también el homo, por ser quien es, ha evolucionado en su visión de sí mismo y de los que comparten con él este mundo asombroso, complejo, tan lleno de misterio.
   Hace una o dos semanas un bizarro y tosco famoso de ocasión quedó fuera de la programación de un show mediático por su decadente hobby o negocio, consistente en crianza y entrenamiento de perros para carreras. Nos parece interesante que el empresario aprecie los derechos y el bienestar de los animales aunque ese mismo empresario utilice a humanos como objetos de exhibición sexista, aunque la decisión pudiera tener más en vista una cuestión de márquetin que de ética. 
 Y he ahí la gran contradicción: la defensa del animal es un debate que está instalado entre nosotros desde el siglo XIX con la llamada Ley Sarmiento y que ha alcanzado su máximo logro en los artículos 41 y 43 de Los nuevos derechos y garantías de la Constitución Nacional, los cuales son el fundamento jurídico de la flamante  LEY 14346 - MALOS TRATOS Y ACTOS DE CRUELDAD A LOS ANIMALES. Sin embargo, en esta misma sociedad vemos infinitas formas de usufructo del hombre como objeto, de abominables formas de humillación, discriminación, explotación,  abusos diarios del hombre no solo sobre los animales sino sobre el hombre.
   Cuando Jack London nos contaba las aventura de Colmillo Blanco o el regreso a los orígenes del personaje que se reintegraba a las manadas de la selva nos estaba diciendo tal vez cuánta bondad había en aquella ley de la fuerza, de la sana y limpia fuerza en la que el equilibrio de lo natural estableció los principios básicos de la convivencia y desarrolló la semilla esencial del amor que nace con la ternura del indefenso protegido por el fuerte. Cuando el perro de "El llamado de la selva" mira a su salvador con gratitud, o vuelve para vengarlo, cuando Colmillo Blanco arriesga su vida para defender a los hombres que lo han rescatado y cuidado, London nos está diciendo de la posibilidad de una convivencia sustentada por las alianzas que se fundan en el cuidado del otro, aunque ese otro sea un perro.
   La elección entre el bien y el mal no necesita leyes, debe estar en el hombre internalizada sin contaminaciones de fundamentalismos, ni fanatismos, ni ambiciones materiales o sociales. Debería ser tan fácil, tan sencillo. si no hubiera intereses y el homo fuera un animal simple y natural, debería ser fácil. Pero somos contradictorios, egotistas, vacuos y ambiciosos, creamos una cultura consumista, sexista y competitiva, impregnada de crueldad. Una cultura en la que el otro solo es un ser a nuestra disposición, para el placer, la diversión, la ganancia, la autoafirmación. Hasta que un toro mata un torero y nos despierta un ratito. Por no dar ejemplos de los que ya todo el mundo habla en demasía.









http://www.animanaturalis.org/
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